En los inicios de la ingeniería eléctrica, garantizar la seguridad y confiabilidad de los sistemas de distribución de energía era un desafío importante. Los ingenieros buscaron soluciones efectivas para proteger los circuitos eléctricos contra sobrecorrientes y fallas. Entre las innovaciones que surgieron, los fusibles de expulsión se convirtieron en un componente fundamental para proteger los sistemas eléctricos de media y alta tensión. Su capacidad única para interrumpir corrientes excesivas sin causar daños al equipo revolucionó la protección eléctrica.